martes, julio 12, 2011

La nueva guerra de las Malvinas

Argentina y Reino Unido han vuelto a declararse la guerra por las Malvinas. Esta vez parece que no habrá disparos, pero sí dardos verbales envenenados e, incluso, insultos.

Hace casi año y medio comenzaronlas escaramuzas que condujeron a lo que ahora se ha convertido en una guerra abierta. El motivo: El petróleo. Un simple pero contundente argumento.

El 14 de este mes se cumplieron 29 años del final de la Guerra de las Malvinas, con la que la dictadura militar argentina quiso cohesionar a un país que le había dado la espalda y luchaba por recuperar la libertad. La sangrienta represión no había surtido el efecto previsto y el pueblo argentino se rebelaba contra quienes habían secuestrado su libertad.

Ese aniversario fue aprovechado por la presidenta Cristina Fernández para recordar que lo que habían perdido era solo una batalla, pero no la guerra. El momento escogido fue la visita de Ban Ki-moon que, en su campaña para la reelección, se pasó por Buenos Aires. La presidenta le ofreció su apoyo a cambio de que la ONU tratase sobre el estatus del archipiélago. La respuesta desde Londres fue tajante. El primer ministro David Cameron respondía que las Falklands (Malvinas) siempre serían británicas y que eran innegociables. La presidenta montaba en cólera y tachaba de “estupideces” las palabras del mandatario británico.

La guerra dialéctica había sido declarada, pero ¿por qué se reabre el conflicto ahora? ¿Por qué en el 29 aniversario y no en el 28, el 27 o en el 25?

La respuesta está en el común denominador de la mayoría de los conflictos de finales del siglo XX y principios del XXI: el petróleo.

En Darfur se disputan campos petrolíferos. En Irak, la entrada de las tropas norteamericanas dejó las puertas de los museos y de los ministerios de Sadam abiertas a los saqueadores, todas menos las del Ministerio del Petróleo, bien guardadas por los soldados del Tío Sam. En Afganistán, pese a que el 11-S fue un poderoso argumento, no hay un solo análisis del conflicto que ignore lo estratégico del territorio afgano para los oleoductos rusos.

‘ES LA GUERRA’ En el archipiélago que mira a la Tierra de Fuego, las taladradoras de Desire Petroleum comenzaron a rasgar el subsuelo frente a sus costas. Londres había concedido a la empresa británica los permisos para buscar petróleo en la zona. Fue el 2 de febrero de 2010 cuando comenzaron los trabajos y con ellos estallaba la nueva guerra, esta vez no por la tierra, sino por lo que esta esconde.

La respuesta de Buenos Airesno se hizo esperar y amplió las restricciones a la navegación en la zona para dificultar los trabajos y la comercialización de los hidrocarburos que pudieran encontrar los británicos. Unas trabas importantes en el caso del gas, que normalmente se debería comercializar en la propia Argentina.

La alternativa de venderlo aBrasil o Chile requiereuntransporte largo para el primero y difícil para el segundo, debido a la situación del archipiélago. Todas estas circunstancias, unidas a la beligerancia de Buenos Aires, hicieron que las acciones de la compañía se precipitaran a la baja. No obstante, las 9.000 toneladas de material de exploración embarcados en el puerto escocés de Aberdeen ya estaban en las Malvinas y ya no había marcha atrás. La presidenta CristinaFernández anunció entonces que, descartando la vía armada, iban a realizar “todas las acciones diplomáticas de reclamación y de protesta”.

LA ARMADA, VIGILANTE El Reino Unido, sin embargo, ponía por delante la disuasión militar como medida para aplacar las iras argentinas. El primer ministro de entonces, el escocés Gordon Brown, aseguró haber tomado “todas la medidas necesarias” para la protección de las islas, mientras que el hoy ministro de Exteriores y entonces miembro de la oposición conservadora,William Hague, avanzaba sus intenciones pronosticando que él “enviaría un buque que visitase regularmente la región para dar una señal de firmeza a los argentinos, un error que cometimos en 1982 y que ahora no debemos repetir”.

La tensión se rebajó cuando a finales de marzo de 2010, Desire Petroleum anunciaba que el petróleo hallado es escaso y su comercialización es “inviable”. No obstante, la empresa no se dio por vencida. El costo económico y diplomático era demasiado para abandonar y continuó en su empeño.

Nueve meses más tarde, la compañía volvió a hacer un anuncio. Esta vez sí había encontrado un pozo “de calidad”. Corrían los primeros días de diciembre y había pasado poco más de un mes de la muerte de Néstor Kirchner. Su esposa y presidenta, Cristina Fernández, debía reorganizar gobierno y partido, así que anotó en la agenda el anuncio y esperó...

Con el peronismo oficial bajo su mando y con la decisión de presentarse a la reelección tomada, la presidenta reabrió la caja de Pandora diplomática con motivo del 29 aniversario del final de la guerra. Cristina Fernández calificaba al Reino Unido de “burda potencia colonial en decadencia en pleno siglo XXI”.

Desde Londres, explicaron a Fernández su visión de las cosas. El actual ministro de Defensa,William Fox, señaló la pasada semana que “los políticos al otro lado del mundo pueden protestar todo lo que quieran, pero no cambiarán nuestra resolución política de retener la independencia y la soberanía de las islas Malvinas, de ir en su defensa y mantener la disuasión lo mejor que se pueda”. Y para aclararlo un poco más aseguró tajante que “tenemos un mensaje muy claro: que tenemos tanto el poder naval, si es necesario, y, sin duda, la intención de asegurar que las Islas Malvinas se mantengan libres”.

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