Hay países que ya no saben qué hacer, de momento, con tanto petróleo que producen. En nuestro caso, lo más cerca que estamos de él es cuando acudimos a las gasolineras a rellenar los depósitos de nuestros coches. En cambio, en Azerbaiyán incluso la gente se baña en petróleo.
En la ciudad de Naftalan, cuyo nombre significa “del petróleo” en griego, aseguran que hay una variedad de crudo que contiene naftalina, una sustancia química curativa que es utilizada para dolencias esquelético musculares.
En el hospital más antiguo de la ciudad se encuentra un spa, y de sus relucientes grifos no sale otra cosa que petróleo espeso a 40 grados centígrados, cuyo olor salpica todos los rincones del sanatorio.
Aunque hay expertos que afirman que estos baños de petróleo pueden ser cancerígenos, en Naftalan no opinan igual. Únicamente han establecido un límite de 10 minutos por sesión porque más tiempo, aseguran, puede producir hipertensión arterial en los bañistas.
Pero estas terapias no sólo son conocidas en Azerbaiyán, también están trascendiendo las fronteras de este país ex soviético. En los últimos días están acudiendo a los spas de la ciudad incluso personas de Lituania.
